Pueblo de Portaria, en el monte Pelión - Ilustración de Vistas de Grecia de Edward Dodwell

La aldea de Portaria, en el monte Pelión, es una ilustración de la colección Vistas de Grecia a partir de dibujos publicada por Edward Dodwell en 1821.

El pueblo de Portaria, enclavado en las verdes laderas del monte Pelión, es un ejemplo perfecto de la arquitectura tradicional griega. Sus calles empedradas y casas de piedra ofrecen un entorno idílico y pintoresco, que evoca el encanto rústico y auténtico de la vida en la montaña.

A continuación se reproduce la transcripción literal del aviso que acompaña a esta placa:

El monte Pelión está adornado con unas veinticuatro aldeas, o mejor dicho, ciudades considerables y ricas, la mayoría habitadas por griegos audaces, emprendedores y de complexión atlética. Portaria, una de las aldeas más importantes, se encuentra a poca distancia de Molo y se sitúa a cierta altura en la ladera sur de la montaña, entre una profusión de árboles de diversas especies que forman cenadores y pérgolas donde se disfruta de una deliciosa sombra y frescor. Las calles están regadas por numerosos arroyos que serpentean bajo las ramas de grandes plátanos, embellecidos por enredaderas, ofreciendo un aspecto inmediatamente encantador y vistas de gran riqueza. La naturaleza brilla en todo su esplendor y en sus formas más fantásticas en este lugar de deleite para el hombre voluptuoso, de exaltación para las mentes apasionadas y de reposo para quienes necesitan relajación. Ningún lugar en el mundo puede despertar la imaginación ni recrear la vista con mayor profusión de encantos. Los recuerdos de la antigüedad asedian cada paso que damos, y la abundancia parece brotar instantánea, espontánea y casi sin cultivo, del seno de esta tierra feliz.

El monte Pelión, considerado una de las mayores montañas griegas, se alza a gran altura desde el golfo Pagaseano, donde termina en el cabo Sepias hacia el sureste, mientras que en un punto opuesto forma su unión con el monte Ossa.

La imaginación poética de los antiguos griegos dejó las majestuosas cumbres del Pelión rodeadas de una gloria imperecedera de maravillas mitológicas y encantos clásicos. Las imponentes sombras de gigantes y centauros aún parecen flotar sobre este suelo sagrado, cada vez que lo pisa un viajero cuya alma ha saboreado los placeres del estudio y es susceptible a los encantos de la antigüedad. A quien haya experimentado la poderosa ilusión que suscita un lugar tan encantador, le resulta difícil olvidarlo. Un aspecto tan seductor y mágico se apodera de sus facultades, permanece grabado allí durante mucho tiempo, y tras haber cautivado sus ojos, aún deleita su memoria.